jueves, 17 de noviembre de 2011

Lo que se denomina como "viejos verdes".

Algo que lleva presente, tanto en España como en el resto de países de este insatisfecho mundo, desde principios de la humanidad, es la digamos "picardía" de algunos hombres adultos que se intentan hacer respetar poniéndose el adjetivo de "maduros" (del que yo considero que no les va mucho al pelo), hacia nosotras, las jóvenes de hoy, el nuevo e inquietante "futuro".
¿Cuántas veces han asomado sus cabezas a través de la ventanilla de sus "grandiosos" vehículos, como si de perros jadeantes en busca de nueva comida se tratase? ¿Por qué nos conocemos de memoria esos gestos indirectos pero que a la vez tan directos que pronto nos hacen comprender lo que ansían sus huecas cabezas? Esos silbidos, bastadas y alguna que otra "anomalía verbal" cuando vas tan tranquilamente paseando por la calle, es realmente molesto. Lo más gracioso (y para mí bastante estúpido), es que algunas féminas se sienten agraciadas por tan soberbios actos. Pero que decir, hasta llegan a usar sus dotes con el fin de utilizar a dichos sujetos en su propio beneficio, bobos.
Creo que de ahí, de acciones como estas, se saca cómo es cada uno y de que pasta estamos hechos.
Dejo esto en el aire y pongo un punto, no final, por desgracia no se acaba aquí.
Buena suerte España, "cada loco con su tema".



Crítica para lengua castellana, Laura Rocha Bermúdez, 4ºB